lunes, 22 de agosto de 2011

Vernacula

Una vez cuando estaba a punto de dejarle tuve mucho frío de golpe. una noche, en la cama. No fue frio exactamente, me entró una especie de miedo y empecé a tocarme todo el cuerpo. me froté las piernas medio ásperas, me toqué la palma de los pies, el culo y hasta donde llegué de espalda. El pecho, las costillas. ya no lo conocía, me sentí un extraterrestre sudado, o hecha de masa de pan. Medio cruda. Y esta noche. Siento decir algo tan cursi como que siento el corazón apenas y  que tengo un silencio como una piedra pequeña que baja lentamente por la garganta. lo siento.

grillos se confunden con el ruido del ventilador. tengo las venas hinchadas, me duele un brazo y no se que hacer.

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